En el año 27 a.C., casi dos décadas después, el primer emperador, Augusto, envía a Corduba a los representantes de las familias romanas más influyentes para devolver el estatus a la ciudad. Para ello deberán reconstruir la ciudad y atender a las necesidades de sus habitantes. Todo bajo la atenta mirada de Roma.
Los jugadores, herederos de distintas familias patricias enviadas desde Roma, se disputarán el derecho a ser proclamado el próximo Gobernador, pero para ello tendrán que ganarse el voto del pueblo, y de Roma.
El juego se desarrolla a lo largo de tres décadas, cada una de ellas dividida en tres rondas.
Durante una ronda, los jugadores llevarán a cabo acciones por turnos, hasta que todos decidan pasar. Con estas acciones los jugadores producirán recursos, construirán edificios y monumentos, entrenarán legiones y atenderán las necesidades religiosas de la población. Para ello, los jugadores contarán con un número de trabajadores y especialistas que se verá incrementado a medida que la población de la ciudad aumenta.
Es importante resaltar que Corduba no es un juego de colocación de losetas al uso. Es un juego de construcción de acciones, con mecánicas de colocación de trabajadores y gestión de recursos.