Los simpáticos vendedores de Jagalchi, el famoso mercado de pescado coreano, tienen tanto trabajo que a veces necesitan descansar un poquito. Y mientras ellos se echan la siesta, sus fieles gatos se ponen zarpas a la obra para dirigir la pescadería. Pero por mucho que estos gatos quieran a sus dueños, un pez es un pez.
¿Qué podría salir mal?